El discurso (del latín discursus) es un término que refiere a tendencias de elaboración de un mensaje mediante recursos expresivos y diversas estrategias. Para comprender el discurso es necesario tener en cuenta el contenido presentado (tema), el contexto donde es producido, y los elementos expresivos, que pueden tener diversas funciones. Referencial, si está dirigido hacia el contexto; persuasivo o connotativo, si el propósito es influir en el receptor; metalingüístico, si está en función del código; de contacto, si está centrado en establecer comunicación con el receptor; y poético, si el mensaje se representa como signo artístico. Corgo Riverio, Marcos (2012). El discurso literario como producto lingüístico, estético y social. Los recursos expresivos de la literatura. Estilística y retórica.. Lulupress Inc. p. 12. ISBN 9781471762550. Consultado el 21 de noviembre de 2015.
El
Ciudadano de ayer y hoy: conocer la dicotomía ciudadana para entender la
importancia de ser un buen ciudadano.
¿Cuál
es la importancia de ser un buen ciudadano?
Existe una inmensa dicotomía que
transversaliza la concepción del hombre. Entre animal y humano. la función de
la cultura es someter el instinto y ordenar socialmente una serie de normas que
buscan preservar la vida, la propiedad privada y la dignidad humana. Podríamos
afirmar que la cultura y el estado crean ciudadanos dentro de una sociedad que
acuerda pactos colectivos de convivencia y los regula.
Ya decía el filosofo Caldense,
Danilo cruz velez. El instinto de poderío impulsa al hombre a sojuzgar o
aniquilar el enemigo, pero una normal moral le ordena la practica de la
compasión y una norma jurídica le manda a cumplir un convenio o someterse a las
normas de convivencia impuestas por el estado; sin embargo, no solo cumplir las
leyes y las normas son indicadores de civismo y ciudadanía. El concepto se
amplía en la medida que el ajuste a las normas trascienda a la conciencia
social y la estructura moral de cada persona, e indiscutiblemente la
importancia de apropiar dichos acuerdos colectivos de convivencia es necesaria
para contribuir al bienestar de una sociedad.
Antes de empezar hablar de la
importancia de ser un buen ciudadano, es preciso definir el concepto de
ciudadano.
Un ciudadano es aquella persona, que vive en
un pueblo, en una ciudad o en un país de forma organizada, en tal sentido el
ciudadano hace parte de un estado que se
rige por normas, que tiene en cuenta los derechos de las personas, pero también
le exige que cumpla con unos deberes, con unas normas y con unas leyes; el tema no es un
concepto nuevo, pues los filósofos
clásicos de la antigua Grecia, tenían un
concepto mucho más amplio de lo que significaba ser ciudadano, toda vez
que vivían y sentían la ciudadanía, pues
la asociaban con la honradez, el respeto, la sinceridad y sentido de pertenencia hacia la ciudad, hoy podemos preguntarnos, si este mismo concepto ciudadano aun
permanece en nosotros.
¿Cómo podemos contestar esta
pregunta sin recurrir a extensos estudios o tratados sobre ciudadanía?; pues
bien, para saber que tan buenos ciudadanos
somos, a groso modo tomaré como referencia
la Ley 1801 del 29 de Julio de 2016, también llamado nuevo código
nacional de policía, y que entro a regir en pleno a partir del primero de
agosto de 2017; un código de convivencia
ciudadana que no es más que la
radiografía de lo que son los ciudadanos de una nación, que sean ustedes mismos
lo que saquen sus propias conclusiones de que tan buenos cuídanos somos.
En este código se pueden se
observan los distintos comportamientos contrarios a la convivencia o las
conductas inapropiadas que más se repiten por cuenta de las personas en una
ciudad, es así como aparece que en
nuestra sociedad, se han convertido en
problema o en una conducta reiterativa los vecinos ruidosos, el ciudadano que
se cola en el transporte masivo, la persona que saca a su perro hacer sus
necesidades fisiológicas en la calle y no las recoge, estos son apenas algunos
de los comportamientos contrarios a la convivencia que presenta esta Ley, es así que el código recoge todos estos
comportamientos inapropiados en que habitualmente incurrimos los ciudadanos,
con el objeto de educar o en caso contrario de ser objeto de sanción o multa.
La importancia que reviste el ser
un buen ciudadano es la convivencia pacífica, el respeto por los demás , el vivir mejor y tener una sociedad más
justa, pues las personas somos seres perfectibles
y el hecho de vivir en comunidad, hace que tengamos que comportarnos de manera
adecuada al grupo social al cual pertenecemos, si no lo hacemos muy seguramente
esto conllevaría a tener conflictos y problemas de convivencia, algo de lo que ya estamos cansados, se
propone entonces a todos aquellos ciudadanos que me escuchan a que eduquemos a nuestros hijos y a las personas
cercanas, en valores, enseñarles a ser mejores ciudadanos, a respetar las leyes,
a nuestras autoridades, y por su puesto a nuestros conciudadanos, que bueno sería poder rescatar esos valores ciudadanos a que hacían referencia los filósofos clásicos, pero en especial inculcar el valor de la solidaridad y del respeto; seguramente si respetamos y somos solidarios viviremos
en un mundo mejor.
Muchas gracias y hasta una próxima
oportunidad.
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